No fue la palabra lo primero, antes de ella un alfarero coció barro y avanzó el pensamiento. Quisieron los filósofos ponernos en guardia acerca de las distintas magias que iban a surgir en las civilizaciones que se preparaban para nacer y decidieron pertrecharnos de elementos que evitaran la confusión entre sombras y realidades, las de ayer, en una caverna, las de hoy, tan sofisticadas que las incorporamos alegremente a nuestra personalidad.
Si La caverna de José Saramago narra una historia de seres humanos que no se rinden, el libro de Miguel Alberto Koleff explica, desde el pensamiento filosófico, los pasos que el novelista dio preguntándose siempre si avanzamos en humanidad o nos dejamos llevar por apariencias. Koleff es contundente y sabio, desentraña claves y hace que la novela tenga otra dimensión. Tal vez también el lector sentirá que ha ganado tras enfrentarse a dos obras que se necesitan, complementan y justifican.
Pilar del Río
Presidenta de la Fundación José Saramago